El agua es esencial para la salud y bienestar de los gatos. Al ser animales que suelen ingerir menos agua de la que necesitan, es importante asegurarse de que siempre tengan acceso a agua fresca y limpia. Cambiar el agua regularmente no solo fomenta una mayor ingesta, sino que también ayuda a prevenir enfermedades. Sin embargo, ¿con qué frecuencia se debe cambiar el agua de un gato para garantizar que se mantenga en óptimas condiciones?
Los gatos, a diferencia de otras mascotas, tienden a ser más selectivos con su consumo de agua. Prefieren agua limpia y fresca, por lo que dejarla estancada en su plato durante mucho tiempo puede hacer que eviten beberla. La falta de hidratación puede provocar problemas de salud como infecciones urinarias, cálculos renales o deshidratación.
Según el doctor Richard Carlson, veterinario de la Universidad de California, “la calidad y disponibilidad del agua influye directamente en la salud renal de los gatos, especialmente en las razas que son propensas a desarrollar enfermedades urinarias”. Los gatos domésticos, en particular, tienen un mayor riesgo de desarrollar estos problemas si no ingieren suficiente agua, lo que hace aún más importante cambiar el agua con regularidad.
¿Cuántas veces se debe cambiar?
En términos generales, se recomienda cambiar el agua del gato al menos una vez al día. Esto asegura que el agua esté fresca y libre de partículas o suciedad que se puedan acumular en el recipiente. Sin embargo, la frecuencia puede variar dependiendo de las siguientes situaciones:
Si el gato ensucia el agua: Algunos gatos tienen la costumbre de jugar con el agua o dejar caer trozos de comida en su recipiente. En estos casos, es ideal cambiarla de inmediato para evitar la proliferación de bacterias.
Clima y temperatura: En climas cálidos, el agua puede evaporarse rápidamente y volverse tibia, lo cual es poco atractivo para los gatos. Durante el verano o en ambientes cálidos, cambiar el agua dos o tres veces al día es recomendable.
Tipo de recipiente: El material del recipiente también influye. Los recipientes de plástico, por ejemplo, pueden acumular bacterias con mayor facilidad que los de acero inoxidable o cerámica. En estos casos, es preferible no solo cambiar el agua diariamente, sino también lavar el recipiente con agua y jabón antes de rellenarlo.
Te podría interesar: Evita enfermedades renales y aplica este truco para que tu gato tome más agua
Además de seguir una rutina diaria, es importante estar atento a las señales que indican que el agua necesita ser reemplazada de inmediato. Si notas que el agua tiene un olor extraño, está turbia o hay partículas visibles, es momento de cambiarla. Los gatos son animales meticulosos y cualquier alteración en la calidad del agua podría hacer que la rechacen.
Además de cambiar el agua con frecuencia, hay algunas prácticas que pueden ayudar a incentivar el consumo de agua en los gatos:
Usar fuentes de agua: Los gatos se sienten atraídos por el agua en movimiento. Una fuente para gatos mantiene el agua en circulación, lo que la hace más fresca y aumenta la probabilidad de que el gato beba más.
Colocar múltiples recipientes: Tener varios puntos de agua distribuidos por la casa puede animar a los gatos a beber más, especialmente si son territoriales o tienen dificultades para moverse.
Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.