Hace miles de años los gatos eran adorados y tratados como dioses. Hoy en día las cosas no han cambiado tanto, que si bien no hay templos, esfinges y horas exactas para venerarlos, sí los adoramos con todo nuestro corazón, son parte de nuestra familia y los consentimos porque ellos son los dueños de todo en su mente. Hoy vamos a ver cómo fue este salto en la historia y cómo pasaron de ser adorados por los egipcios a ser adorados por todo el mundo.
¿Por qué los egipcios adoraban a los gatos?
Los antiguos egipcios adoraron a muchos animales durante miles de años, los perros eran valorados por su capacidad para proteger y cazar, pero se pensaba que los gatos eran los más especiales. Los egipcios creían que los gatos eran criaturas mágicas, capaces de traer buena suerte a las personas que los alojaban.
Los animales fueron adoptados inicialmente como depredadores útiles en el antiguo Egipto y gradualmente se convirtieron en símbolos de divinidad y protección. ¿Pero cómo fue este proceso para adorarlo? De acuerdo con Julia Troche, egiptóloga, profesora asistente de historia en la Universidad Estatal de Misuri y autora de "Death, Power, and Apotheosis in Ancient Egypt: The Old and Middle Kingdoms".
“Más bien, [ellos] veían a los animales como representaciones de aspectos divinos de sus dioses”. Resulta que los gatos eran una parte fundamental de la vida del antiguo Egipto. Y, basándonos en los gatos momificados descubiertos en tumbas junto a humanos, también tenían un papel importante en el más allá.
Razones por las que los gatos eran fundamentales para los egipcios
Los gatos proporcionaban compañía y control de plagas
Los antiguos egipcios veían a los gatos como compañeros mutuamente beneficiosos. “Los gatos podían entrar en casa cuando hacía calor y, a su vez, ahuyentaban a animales peligrosos, como serpientes—muchas de las cuales eran venenosas—y escorpiones”, explica Julia Troche.
Parte de lo que se sabe de la importancia de los gatos en la antigua sociedad egipcia proviene de las pinturas en las paredes de las tumbas; en las escenas de las tumbas, los gatos se muestran acostados o sentados debajo de las sillas, persiguiendo pájaros y jugando, -tal como hoy en día lo hacen-, Julia Troche menciona que “En algunos textos mortuorios, se les muestra con un puñal, cortando a Apopis: la deidad serpiente que amenaza a Ra (el sol) por la noche en el Inframundo”.
Los antiguos reyes hicieron que los gatos estuvieran de moda
Los antiguos egipcios veían a los reyes como creadores de tendencias, siguiendo las pistas de los gobernantes en todo, desde la comida, la moda, hasta los felinos. Los faraones, tenían gatos gigantes y estos miembros de la clase real egipcia vestían a sus gatos con oro y les dejaban comer de sus platos, y las tendencias llegaban hasta las clases bajas que aunque no estaban en posición de vestir a sus gatos con metales preciosos, lo hacían y usaban sus propias joyas con diseños felinos.
Los gatos eran protectores en muchos sentidos
Además de su capacidad para mantener fuera de sus hogares a roedores, serpientes y otras plagas, los antiguos egipcios entendían que los gatos de todos los tamaños son inteligentes, rápidos y poderosos. Julia Troce dice lo siguiente:
“Sekhmet era una diosa leona que era una guerrera y deidad protectora que mantenía a raya a los enemigos del dios sol Ra (también escrito ‘Re’) y que también alejaba enfermedades y dolencias” [...] “De esta manera, podemos ver que los antiguos egipcios consideraban a los gatos, en general, como protectores, mientras que al mismo tiempo respetaban su ferocidad”.
Los gatos también eran concebidos como símbolos de fertilidad, a menudo se les representa sentados bajo las sillas de las mujeres, implicando una conexión con las mujeres y con la fertilidad en general, además de que esta asociación puede deberse al hecho de que los gatos tienen múltiples gatitos en una camada.
De acuerdo a la mitología egipcia, los dioses y diosas tenían el poder de transformarse en diferentes animales, pero solo una deidad, la diosa llamada Bastet, tenía el poder de convertirse en un gato. En la ciudad de Per-Bast, se construyó un hermoso templo, y la gente venía de todas partes para experimentar su esplendor.