¿El parvovirus puede afectar a los gatos? La respuesta corta es sí, pero no es tan simple como suena. Vamos a desenredar este ovillo de lana felino.
Primero, aclaremos algo: cuando hablamos de parvovirus en gatos, nos referimos específicamente al parvovirus felino, también conocido como panleucopenia felina. No es el mismo bicho que ataca a los perros, aunque son primos cercanos.
Según la Dra. Miranda Spindel, veterinaria de la ASPCA, "La panleucopenia felina es una enfermedad muy grave y altamente contagiosa causada por el parvovirus felino". Y no se anda con chiquitas: puede ser letal, especialmente para gatitos y gatos jóvenes.
Pero, ¿cómo se pueden contagiar? El virus es muy rápido se propaga a través de fluidos corporales, heces e incluso objetos contaminados. Tu gato podría pillarlo solo por usar la caja de arena de un gato infectado. Además, es más resistente que un cactus en el desierto: puede sobrevivir en el ambiente durante meses.
Los síntomas son como una montaña rusa de malestar felino: fiebre, vómitos, diarrea, pérdida de apetito y una fatiga que haría que hasta el gato más perezoso pareciera hiperactivo. El Dr. Arnold Plotnick, veterinario de Manhattan Cat Specialists, advierte: "La panleucopenia puede causar una disminución severa de glóbulos blancos, dejando al gato vulnerable a infecciones secundarias".
Ahora bien, no todo es oscuridad. La buena noticia es que existe una vacuna eficaz. El Colegio Americano de Medicina Interna Veterinaria la considera una vacuna "core" o esencial para todos los gatos. Es como un escudo anti-parvovirus que todo minino debería llevar.
Sin embargo, la vacuna no es la única solución. Un estudio publicado en el Journal of Feline Medicine and Surgery en 2020 encontró que, aunque la vacunación ha reducido significativamente los casos, el virus sigue siendo una amenaza, especialmente en poblaciones de gatos callejeros y en refugios.
¿Y qué pasa si tu gato se contagia?
Actúa rápido. El tratamiento suele ser de soporte: fluidos intravenosos, medicamentos para controlar los síntomas y mucho TLC (Tender Loving Care, o cariño y cuidados). La Dra. Elizabeth Colleran, expresidenta de la Asociación Americana de Practicantes Felinos, enfatiza: "El diagnóstico y tratamiento tempranos son cruciales para mejorar las posibilidades de supervivencia".
Recuerda: la prevención es la mejor medicina. Mantén al día las vacunas de tu gato, limpia regularmente su entorno y, ante cualquier síntoma sospechoso, acude al veterinario.
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Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.