Tu mascota puede superar el amor de pareja, reveló recientemente un estudio. Y no solo eso, este trabajo expuso la empatía que tenemos los humanos hacia nosotros mismos y los animales.
Arnold Arluke, Jack Levin y John Archer fueron los responsables del estudio que se está convirtiendo en tema de conversación en internet, pues exponen con hechos, cómo las personas estamos creciendo en una sociedad donde tenemos más empatía por los animales que por una persona adulta.
Todo empezó con un experimento. John Archer, de la Universidad de Lancashire, en Reino Unido, citó a un grupo de personas -cuyas edades no fueron reveladas- para darles a leer un artículo periodístico en el que se exponía un caso de violencia contra un bebé, un animal y un adulto de 30 años.
¿El resultado? Resulta que los participantes mostraron casi la misma empatía por el bebé que el animal, dejando muy atrás al adulto de 30 años, y todo porque, según los investigadores, los dos primeros pertenecen a grupos vulnerables.
Las mascotas vistas como hijos
Actualmente se habla mucho del rol de los millennials con los animales. En ocasiones se ha expuesto que esta generación (1981-1993) prefiere tener mascotas en vez de bebés, incluso, a los perros se les ha apodado “perrhijos”, mientras que a los gatos “gathijos”.
Existen varias razones por las cuales se está dando este fenómeno, una de las más importantes es la limitación económica, pues un bebé es una inversión. (No que un perro o gato no lo sea, pero el tiempo de vida es mucho menor en una mascota que una criatura).
En esta investigación hecha en el Reino Unido llamada “¿Por qué amamos a las mascotas?”, Archer explica que “los humanos pueden obtener más satisfacción de su relación con su mascota que con otros humanos, dado que sustituyen un tipo de relación incondicional ausente en otras personas”.
Asimismo, encontró que los roles naturales de los padres y las madres, que es amar, proteger y educar a un bebé, se han trasladado a mascotas a cargo, quien responde con lealtad. Creando así, una dependencia mutua que es gratificante para ambas partes.
Cabe destacar que contrario a lo que pasa en las relaciones interpersonales, las mascotas ofrecen una relación incondicional. En conceptos más sencillos, una relación entre dos personas puede fallar por falta de amor, empatía, económico, social, engaños o infidelidades, hechos que no pasan entre un amo y su perro, por ejemplo.
Todas estas actitudes de amor y protección que vemos en un adulto hacia su mascota se llama “antropologizadas”.
Así que ya sabes, es normal el amor que mucha gente le expresa a sus mascotas, al grado de verlos y tratarlos como hijos. Al final, es una relación de cariño y amor.