Cuando un perro tiene hambre, es común que los dueños busquen la forma más rápida de calmarlo, pero algunas acciones pueden ser perjudiciales para su salud. Aunque alimentar a tu mascota parece algo sencillo, es importante hacerlo de manera responsable y evitando errores que podrían afectarlo a largo plazo.
Uno de los errores más comunes es ofrecer restos de comida humana para satisfacer el hambre del perro. Según el doctor Alejandro Velasco, especialista en nutrición animal de la Universidad Nacional Autónoma de México, “algunos alimentos que consumimos los humanos pueden ser tóxicos para los perros, como el chocolate, las uvas, el ajo y la cebolla”. Darle sobras no solo puede causar problemas digestivos, sino también provocar intoxicaciones graves en casos extremos.
En lugar de improvisar con lo que hay disponible, es mejor mantener una dieta equilibrada con alimentos diseñados para cubrir las necesidades nutricionales de tu perro.
No sobrealimentarlo
Otro error frecuente es ceder a la insistencia del perro y ofrecerle más comida de la que realmente necesita. Aunque pueda parecer que sigue teniendo hambre, algunos perros simplemente tienen tendencia a comer más de lo necesario. Esto puede llevar al sobrepeso y a problemas de salud como diabetes o enfermedades cardíacas.
Para evitar esto, asegúrate de seguir las porciones recomendadas por el veterinario o el fabricante del alimento, ajustándolas al tamaño, la edad y el nivel de actividad de tu mascota.
Cuando tu perro tiene hambre, puede ladrar, saltar o incluso morder objetos para llamar tu atención. En estas situaciones, es importante no reforzar estas conductas negativas alimentándolo en ese momento. Esto puede crear un ciclo en el que el perro aprende que haciendo travesuras recibirá comida.
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El entrenamiento es fundamental para corregir este comportamiento. Según la doctora Sandra Torres, etóloga de la Universidad de Guadalajara, “es crucial establecer horarios fijos para las comidas y mantenerlos, de esta manera, el perro aprende a regularse y a entender cuándo será alimentado”.
La mejor manera de evitar estos errores es planificar una rutina alimenticia. Define horarios específicos para alimentar a tu perro y asegúrate de que tenga acceso a agua fresca en todo momento. Si notas que sigue con hambre después de comer, consulta a un veterinario para ajustar su dieta o revisar si hay algún problema de salud subyacente.
Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.