Cuando las temperaturas bajan, nosotros sacamos los abrigos, pero ¿qué pasa con nuestros peluditos? Las patas de los perros son resistentes, pero no son inmunes al frío extremo. Durante el invierno, las almohadillas de sus patas pueden resecarse, agrietarse o incluso sufrir quemaduras por contacto con superficies congeladas o sal de deshielo. Aquí te contamos cómo proteger las patitas de tu mejor amigo para que pueda disfrutar los paseos invernales sin problema.
Por qué el frío afecta sus patitas
Aunque las patas de los perros están diseñadas para soportar distintas superficies, el frío intenso puede ser un reto. Según la doctora María Gómez, especialista en dermatología veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, “las almohadillas de los perros tienen una capa grasa que ayuda a protegerlas, pero cuando están expuestas al frío extremo o a sustancias químicas, esta barrera puede deteriorarse, lo que aumenta el riesgo de lesiones”.
El contacto prolongado con hielo, nieve o superficies congeladas puede causar grietas dolorosas, resequedad o incluso pequeñas heridas. Además, los productos como la sal para derretir hielo, que se usan en las calles, pueden ser irritantes para sus patas.
Tips para proteger sus patitas
Hidrata sus almohadillas:
Usa cremas especiales para perros que ayuden a mantener sus patas hidratadas. Estos productos crean una barrera protectora que evita que se resequen o se agrieten. Nunca uses cremas para humanos, ya que pueden ser tóxicas para ellos.
Revisa sus patitas después del paseo:
Al volver a casa, limpia sus patas con un paño húmedo y tibio. Esto ayuda a eliminar residuos de sal, nieve o tierra que podrían causar irritación.
Usa botitas para perros:
Aunque algunos perros no son fans de las botitas, estas pueden ser muy útiles para proteger sus patas en climas extremos. Existen diferentes opciones en el mercado, desde modelos acolchonados hasta antideslizantes.
Evita paseos largos en frío extremo:
Si el clima es muy severo, reduce el tiempo de los paseos y elige horarios en los que la temperatura sea más moderada, como el mediodía.
Cuida las superficies:
Trata de evitar que camine sobre hielo o nieve durante mucho tiempo. Si es inevitable, mantente atento a cualquier señal de incomodidad.
Si notas que tu perro cojea, lame sus patas constantemente o sus almohadillas están rojizas o agrietadas, podría necesitar atención veterinaria. En algunos casos, las grietas pueden infectarse, causando dolor e incomodidad.
Como bien dice el refrán, “mejor prevenir que lamentar”, y con estas recomendaciones, tu lomito estará listo para enfrentar el invierno de la mejor manera.
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Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.