El celo es una etapa normal en la vida de nuestras mascotas, pero se manifiesta de formas muy distintas en perritas y gatitas. Si convives con alguna de estas compañeras peludas, saber cómo funciona este proceso puede ayudarte a entender mejor sus necesidades y comportamientos.
El celo en perritas: todo un calendario
Las perritas suelen entrar en celo dos veces al año, aunque esto puede variar según su raza y tamaño. Este proceso tiene cuatro fases: proestro, estro, diestro y anestro.
En el proestro, notarás que la vulva de tu perrita se hincha un poco y hay un ligero sangrado. Los perritos macho empezarán a mostrar interés, pero ella aún no estará receptiva. Después, en el estro (que dura entre 5 y 13 días), la perrita estará lista para reproducirse y aceptará a los machos.
Una de las ventajas del celo en perritas es que sus síntomas son bastante claros, como el sangrado y ciertos cambios en su actitud. Según la doctora Marta Gómez, especialista en reproducción animal de la Universidad Autónoma de Barcelona, “el celo en las perras es más predecible y fácil de manejar para los dueños”.
El celo en gatitas: ¡un espectáculo de comportamiento!
Por otro lado, las gatitas tienen un celo un poco más complicado. Ellas son poliéstricas estacionales, lo que significa que pueden tener varios ciclos en ciertas épocas del año, sobre todo en primavera y verano. Esto está relacionado con la cantidad de luz solar que reciben.
A diferencia de las perritas, las gatitas no sangran. En su lugar, muestran un comportamiento muy llamativo: maúllan más fuerte de lo normal, se frotan contra todo lo que encuentran e incluso adoptan posturas características para atraer a los gatos machos.
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Un dato curioso es que las gatitas son ovuladoras inducidas, lo que quiere decir que solo ovulan si tienen apareamiento. Esto les permite ahorrar energía si no encuentran pareja. Según el doctor Luis Pérez, veterinario de la Universidad Nacional Autónoma de México, “el celo en las gatas puede ser más difícil de manejar, especialmente en aquellas que viven dentro de casa y no tienen acceso a reproducirse”.
¿En qué se diferencian?
Frecuencia: Las perritas suelen tener celo dos veces al año, mientras que las gatitas pueden pasar por varios ciclos en una sola temporada.
Síntomas: Las perritas tienen sangrado y cambios visibles; las gatitas, en cambio, se comunican con maullidos y movimientos.
Ovulación: Las perritas ovulan automáticamente, pero las gatitas necesitan aparearse para que esto ocurra.
Un poco de atención extra durante esta etapa hará que tu perrita o gatita esté feliz y tranquila. ¡Ellas te lo agradecerán con ronroneos y movimientos de cola!
Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.