El gato savannah es uno de los animales considerados más inteligentes de la familia de gatos domésticos, uno de los más excéntricos, gustan de pasear y pasar tiempo con sus tutores. Sin embargo, pese a sus espectaculares rasgos, este es uno de los felinos que en ciertos países se considera prohibido adoptar, ¡en Patas en Casa te contamos el motivo!
Breve radiografía del gato Savannah
El gato Savannah es controversial por ser un híbrido de un gato salvaje africano con un gato doméstico, lo que lo dota de características notorias. El Savannah no sorprende solo por su tamaño, que puede alcanzar los 70 cm de altura y 25 kg. Lo que más llama la atención en estos felinos es, de hecho, el color del pelaje del gato. A lo largo del cuerpo, tienen manchas muy similares a las de un leopardo, lo que les da a estos felinos una apariencia salvaje y elegante. Los ojos del gato Savannah también son muy llamativos: son redondos, claros y tienen un contorno negro que recuerda al delineado de un ojo. En cuanto al precio, hay varias versiones de Savannah, pero la primera generación, es considerada la más rara.
Historia del gato Savannah
El origen de la primera gata Savannah (nombrada así por la sabana africana) nació en abril de 1986 en Phillipsburg, Pensilvania (Estados Unidos), de madre siamesa y padre serval. Los servales son gatos rayados o moteados que usualmente habitan en el sur de África; llegan a pesar de 9 a 18 kilos. Estos gatos salvajes utilizan sus orejas de gran tamaño, para localizar a sus presas y sus largas patas para abalanzarse sobre ellas.
En 2001, la Asociación Internacional del Gato (CFA) con sede en Texas (Estados Unidos), empezó a registrar la raza, y el gato savannah ganó en popularidad. En unos inicios la gente se siente atraída por el exotismo de su aspecto, lo que más llega a gustar de los savannah es su inteligencia, su vínculo con los humanos y su carácter juguetón.
¿Por qué está prohibido adoptarlo en ciertos países?
Pese a parecer una perfecta compañía para los tutores que disfrutan de los felinos juguetones, su tenencia y cuidado representa un debate legal en varios países. Pese a su registro en la Asociación Internacional del Gato, no se ha reconocido la raza por temor a tener un gato con raíces salvajes, ya que la CFA tiene una política de no aceptar gatos con sangre u orígenes predominantes salvajes ya que no quieren fomentar ese tipo de cría.
De hecho, ninguna otra asociación felina internacional reconoce al gato savannah en sus registros; por ejemplo, la Asociación Felina Española (ASFE) filial de la Federación Internacional Felina (FIFe), cuyos requisitos de admisión de razas son estrictos y rechazan categóricamente la introducción de razas híbridas ferales.
Algunos gatos savannah podrían salvarse de la prohibición dependiendo de qué tan pegados estén a la línea de gatos salvajes. Los gatos savannah se clasifican en función de lo alejados que estén genéticamente de sus antepasados salvajes. Un F1 (F de "filial") significa que el gato tiene un progenitor serval y otro doméstico, es decir, a una generación de su ascendencia salvaje. Los cachorros de un F1 serían F2, con un abuelo serval, es decir, a dos generaciones de la naturaleza, y así sucesivamente.
Los criadores de gatos savannah suelen tener servales, cuya tenencia es legal en 29 estados de EE.UU., 21 de los cuales requieren un permiso. Para introducir tanto Leptailurus serval como gatos Savanahh en distintos países es preciso cumplir los requisitos de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Estados Unidos contempla algunas excepciones un poco más flexibles: aunque estos felinos están prohibidos en la ciudad de Nueva York, el estado de Nueva York permite poseer ejemplares de la generación F5 y posteriores. En Hawái, Rhode Island, Nebraska y Georgia, así como en toda Australia, los gatos son totalmente ilegales, independientemente de su estado generacional.
En cuanto a la legalidad de poseer un gato savannah, el asunto va por barrios: en algunos lugares se exige que el felino tenga un cierto número de generaciones en libertad, el animal debe estar castrado, debe someterse a una revisión veterinaria anual y sólo puede vivir bajo estrictas condiciones.
Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.