Los gatos son conocidos por su habilidad para relajarse y desconectar del estrés diario. Como dueño de un felino, es importante saber reconocer cuándo tu mascota está tranquila y cómo puedes contribuir a su bienestar. Acá te decimos cómo lograrlo.
¿Cómo sé que mi gato está relajado?
1. Amasado: Cuando los gatos amasan con sus patas sobre superficies suaves, están mostrando que se sienten seguros y relajados. Este comportamiento tiene su origen en la etapa de lactancia y persiste en la vida adulta como señal de comodidad.
2. El "beso del gato": Según el doctor Juan Enrique Romero, el parpadeo lento de un gato, conocido como "el beso del gato", es una clara indicación de que se siente cómodo y libre de estrés.
3. Bigotes relajados: Los bigotes de un gato relajado también estarán en una posición natural, sin tensión, indicando que no percibe amenazas en su entorno.
4. Posturas corporales: Un gato relajado puede adoptar diversas posturas, como acurrucarse formando una bolita, estirarse completamente o recoger las patas bajo el cuerpo. Lo importante es que no muestre signos de tensión muscular o preparación para huir o atacar.
¿Qué significa que mi gato amase?
El amasado es un comportamiento instintivo que comienza en la lactancia y persiste en la vida adulta. Cuando un gato amasa:
- Libera endorfinas, generando una sensación de calma y bienestar.
- Puede estar marcando territorio, ya que poseen glándulas odoríferas en sus patas.
- Suele ir acompañado de ronroneos, reforzando la idea de relajación.
- Puede ser una forma de comunicación afectiva, mostrando un sentido de pertenencia.
Es importante notar que un aumento en la frecuencia del amasado podría indicar estrés o malestar, por lo que es recomendable consultar a un especialista si se observan cambios significativos en este comportamiento.
¿Cómo relajar a mi gato?
1. Ambiente tranquilo: Proporciona un entorno libre de ruidos fuertes y estímulos perturbadores.
2. Evita fragancias fuertes: Los olores intensos pueden interferir con los marcadores odoríferos del gato, causándole incomodidad.
3. Higiene: Mantén limpias las áreas de comida y la bandeja de arena, ya que la suciedad puede irritar al animal.
4. Respeta sus límites: No fuerces el contacto físico cuando el gato no lo desee.
6. Rutina diaria: Mantén una rutina estable, ya que los cambios drásticos pueden generar estrés en el felino.
7. Ubicación estratégica: Coloca la comida, el agua y la caja de arena en áreas tranquilas y separadas entre sí. El agua fresca debe estar siempre disponible.
8. Socialización temprana: Acostumbra al gato desde pequeño a interactuar con diversas personas y situaciones para prevenir problemas de comportamiento futuros.
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Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.