Darle premios a un gato es una forma efectiva de reforzar su buen comportamiento y fomentar la obediencia. Sin embargo, es importante saber cuándo es el momento adecuado para recompensarlo, ya que hacerlo de manera incorrecta puede generar confusión o incluso problemas de comportamiento. A continuación, se exploran las situaciones en las que es recomendable premiar a tu gato y cómo hacerlo adecuadamente para mejorar su bienestar y fortalecer el vínculo con él.
El uso de premios para gatos se basa en el principio del refuerzo positivo, una técnica de entrenamiento en la que se recompensa al animal por realizar una conducta deseada. Según la doctora Elena López, especialista en comportamiento animal de la Universidad Autónoma de Barcelona, "el refuerzo positivo ayuda a los gatos a asociar acciones específicas con recompensas, lo que facilita el aprendizaje y refuerza el buen comportamiento". Por ejemplo, si el gato usa el arenero o el rascador en lugar de arañar los muebles, es una buena oportunidad para recompensarlo con una golosina o una caricia.
El momento en que se da el premio es fundamental para que el gato pueda asociar la recompensa con el comportamiento correcto. Es recomendable hacerlo inmediatamente después de la acción deseada. Si el gato, por ejemplo, responde a su nombre o viene cuando lo llamas, dale un premio en ese momento para reforzar la conducta. Si se retrasa la recompensa, el gato podría no entender cuál es la acción que le ha valido el premio.
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Otra ocasión en la que se puede premiar al gato es durante el entrenamiento con comandos simples, como "sentado" o "quieto". Premiar cada pequeño logro durante el proceso de aprendizaje puede ayudar a que el gato entienda mejor lo que se espera de él y mantenga la motivación.
Evitar el exceso de premios
Aunque los premios son útiles para el entrenamiento y refuerzo de conductas, es importante no abusar de ellos. El exceso de golosinas puede provocar problemas de salud, como el sobrepeso, y hacer que el gato pierda interés en la comida regular. Según el doctor Javier Fernández, veterinario de la Universidad Complutense de Madrid, "los premios deben representar solo un pequeño porcentaje de la dieta diaria del gato, idealmente no más del 10% del total de calorías consumidas en un día".
No todos los premios deben ser comestibles. Los gatos también valoran el afecto y el tiempo de juego. Si bien las golosinas son efectivas, se puede optar por usar recompensas no alimenticias, como acariciar al gato en sus zonas favoritas o jugar con su juguete preferido. Estas alternativas también refuerzan el vínculo emocional sin el riesgo de causar problemas de peso.
Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.