Al igual que los humanos, los perros experimentan diferentes etapas en su vida que afectan su comportamiento, energía y personalidad. Conocer cómo se comporta un perro de acuerdo con su edad es fundamental para entender mejor sus necesidades y brindarles los cuidados adecuados. Desde la hiperactividad de los cachorros hasta la calma de la vejez, cada fase tiene características particulares que todo dueño debería conocer.
Cachorros: Curiosos y enérgicos
Los cachorros, desde que nacen hasta los seis meses de edad, son sumamente curiosos y activos. Durante esta etapa, exploran el mundo que los rodea y aprenden constantemente a través de la observación y el juego. Es común que muerdan objetos, se muevan de manera impredecible y busquen interactuar con cualquier cosa que llame su atención. Esta fase es crucial para el desarrollo del perro, pues es cuando comienza a formarse su carácter y sus habilidades sociales.
El doctor Carlo Siracusa, veterinario de la Universidad de Pensilvania, menciona que “la socialización en los primeros meses de vida es esencial para prevenir problemas de comportamiento a futuro”. Por ello, es recomendable exponer al cachorro a diferentes ambientes, personas y otros animales para que crezca confiado y equilibrado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que durante esta etapa también necesitan dormir muchas horas, ya que su cuerpo está en pleno desarrollo.
Adolescencia: Rebeldía y límites
A partir de los seis meses y hasta los dos años, el perro entra en una etapa de adolescencia. Aquí es cuando se manifiestan cambios en su comportamiento que pueden incluir testarudez, exceso de energía y, en algunos casos, comportamientos destructivos. Esto ocurre porque, al igual que en los adolescentes humanos, los perros están experimentando un cambio hormonal que puede hacerlos más rebeldes e impulsivos.
Durante este periodo, es importante establecer límites claros y mantener la constancia en el entrenamiento. Los perros adolescentes tienen una gran capacidad de aprendizaje, pero también son más propensos a desafiar la autoridad de sus dueños. La paciencia y el refuerzo positivo son claves para superar esta fase sin grandes inconvenientes.
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Edad adulta: Estabilidad y responsabilidad
Entre los dos y los siete años, los perros alcanzan la madurez. Se muestran más estables emocionalmente y responden mejor a las órdenes. Su nivel de energía se adapta a sus rutinas diarias, y suelen disfrutar de actividades físicas como correr, jugar y pasear. Es en esta etapa cuando los perros muestran su verdadero carácter, ya que han dejado atrás la impulsividad de la adolescencia.
El comportamiento de los perros adultos está muy influenciado por la educación recibida en las etapas anteriores. Por ello, es fundamental mantener la coherencia en las reglas establecidas y brindarles un entorno seguro y enriquecedor. A medida que envejecen, pueden aparecer ciertos signos de ansiedad o miedo ante cambios drásticos en su entorno, por lo que un ambiente familiar es ideal para esta fase de su vida.
Vejez: Calma y cuidado especial
Cuando los perros llegan a los siete años o más, entran en la etapa de la vejez. Durante este tiempo, tienden a volverse más tranquilos y a reducir su nivel de actividad física. Es posible que pasen más tiempo durmiendo y que presenten dificultades para realizar algunas tareas que antes realizaban con facilidad. También es común que muestren signos de deterioro cognitivo, como confusión o desorientación.
La doctora Jennifer Coates, veterinaria especializada en geriatría canina, explica que “los perros mayores necesitan más atención y cuidados específicos para mantener su calidad de vida, como dietas adecuadas y chequeos veterinarios frecuentes”. Aunque en esta etapa puedan parecer más distantes, siguen necesitando la compañía y el cariño de sus dueños, así como un entorno cómodo y libre de estrés.
Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.