La toxoplasmosis es una enfermedad muy conocida en el universo humano. Lo que poca gente sabe es que, al igual que nosotros, los perros también pueden desarrollar esta peligrosa zoonosis. Está causada por un protozoo llamado Toxoplasma Gondii, pero ¿cómo se produce esta transmisión? ¿Cuáles son los principales síntomas de la toxoplasmosis en perros y qué tratamientos se recomiendan? Para aclarar todo sobre esta condición infecciosa y cómo afecta a la salud del perro, hemos reunido en un solo artículo la información más importante sobre la enfermedad. ¡Echa un vistazo a continuación!
¿Cómo se transmite la toxoplasmosis en perros?
La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa que puede afectar tanto a humanos como a animales – y perros y gatos están incluidos en esta lista. Aunque afecta a distintas especies, los felinos son los que se llevan la “culpa” de la transmisión de la toxoplasmosis (aunque no todos ellos son huéspedes del parásito), por lo que la enfermedad también se conoce popularmente en algunas partes como “mal del gato”. Pero, ¿dónde entran los perros en esta situación? En primer lugar, es necesario comprender los ciclos de reproducción del parásito en cuestión, que actúa de dos formas distintas en cada especie.
En los gatos se produce el ciclo intestinal, en el que los parásitos se reproducen en el intestino del gato, y los huevos del protozoo se eliminan a través de las heces. A continuación, los huevos alcanzan la madurez en el medio externo en un periodo que oscila entre 1 y 5 días. En los perros, la reproducción se produce a través del ciclo extraintestinal. En este caso, los huevos son ingeridos por el paciente y, al llegar al intestino, los parásitos pueden alcanzar el torrente sanguíneo del animal e infectar otros órganos y partes de su cuerpo.
Por ello, es importante estar atento a los lugares a los que tiene acceso el perro, ya que el contacto con superficies contaminadas con el protozoo Toxoplasma Gondii ofrece un alto riesgo para la salud del animal. Lo mismo ocurre con la ingesta de carne cruda infestada por los parásitos causantes de esta enfermedad. Cabe destacar que los cachorros y los perros con baja inmunidad son más propensos a contraer la toxoplasmosis.
¿El perro transmite la toxoplasmosis a los humanos?
Al tratarse de una zoonosis, es decir, una enfermedad que puede transmitirse de los animales a las personas, una pregunta muy habitual es cómo contagiarse de toxoplasmosis a los perros. La respuesta es sencilla: los perros, a diferencia de los gatos, no son capaces de eliminar los huevos contaminados por los parásitos a través de las heces. ¿Recuerdas la pregunta sobre el ciclo de reproducción? Pues eso responde por sí solo a la pregunta, ya que sólo los gatos tienen este poder. Los perros, por otro lado, están contaminados, pero el ciclo de reproducción se limita sólo a su cuerpo, sin comprometer la salud de los humanos.
Lo que puede ocurrir es que, por ejemplo, un perro tenga contacto con un suelo donde había heces de un gato contaminado, y estos huevos se queden “pegados” en la pata o el pelaje.
Toxoplasmosis en perros: los síntomas de la enfermedad son muy variados
Los perros no siempre desarrollan síntomas de forma inmediata, pero siempre es bueno estar atento a algunas señales. Un perro con diarrea o vómitos, por ejemplo, ya es un indicio de que algo no va bien con su salud, pero se trata de síntomas muy genéricos que pueden estar relacionados con varias otras enfermedades. Por eso, hay que prestar atención cuando el perro presenta:
- Ictericia (mucosas amarillentas)
- Debilidad
- Temblores
- Parálisis total o parcial del movimiento
- Convulsiones
- Letargia
- Falta de apetito
- Dolor abdominal
Las manifestaciones de la enfermedad dependerán principalmente del tejido que haya sufrido la lesión y de la gravedad de la situación. Como los parásitos de la toxoplasmosis en perros pueden afectar a diferentes órganos, es necesario someterse a una evaluación clínica con el veterinario después de notar cualquiera de los síntomas descritos anteriormente.
Conozca cómo se diagnostica la toxoplasmosis en perros
Ante cualquier sospecha de la enfermedad, el tutor debe llevar al perro a una consulta veterinaria lo antes posible. Sólo así se obtendrá el diagnóstico correcto y se podrá iniciar el tratamiento. Además de observar los signos clínicos, el veterinario probablemente ordenará una serie de pruebas para confirmar la sospecha de toxoplasmosis en perros. Las pruebas serológicas, por ejemplo, pueden identificar si el organismo canino ha estado en contacto con el parásito y ha producido anticuerpos para combatir la infección. Con la exclusión de otras enfermedades – como el moquillo, enfermedad que se confunde fácilmente con la toxoplasmosis –, el profesional puede proceder a la indicación de tratamientos específicos.
Tratamiento de la toxoplasmosis: los perros pueden necesitar antibióticos y otros fármacos para recuperarse
Para tratar la toxoplasmosis en perros, el médico debe evaluar cada caso de forma particular y según la región que haya sido afectada por la enfermedad. Pero, en general, los veterinarios recomiendan el uso de antibióticos durante algunas semanas, una medida necesaria para controlar la infección, además de otros medicamentos que ayudarán a mejorar el sistema inmunológico del animal. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, aunque se lleve a cabo el tratamiento, los parásitos no se eliminan por completo del organismo del huésped, por lo que puede existir la posibilidad de que reaparezca la toxoplasmosis. Los perros necesitan revisiones periódicas con un profesional para asegurarse de que no se ha producido ningún nuevo contagio.
¿Cómo prevenir la toxoplasmosis en perros?
Es totalmente posible prevenir la toxoplasmosis en perros con algunas precauciones básicas. La primera de ellas es evitar que el perro ingiera carnes crudas, ya que corre el riesgo de ingerir un alimento contaminado. Por lo tanto, es esencial cocinar cualquier carne antes de ofrecérsela a su amigo de cuatro patas.
Aparte de eso, es importante evitar que tu perro tenga contacto directo con heces de gato o superficies contaminadas por huevos de parásitos. Después del paseo, límpiale muy bien las patas e incluso el pelo (en el caso de los perros a los que les gusta revolcarse por el suelo) por si acaso. Si vives con un gato y un perro en la misma casa, debes poner un límite para que el perro no tenga acceso al arenero.
Redacción: Juliana Melo