Compartir tu hogar con un perro puede traer innumerables momentos de alegría, pero también es importante conocer los posibles riesgos para la salud que podrían surgir, como la exposición constante a su pelo. Aunque la idea de enfermarse por inhalar pelo de perro es una preocupación común, la ciencia nos ofrece una perspectiva más clara al respecto.
El pelo de los perros, por sí solo, no suele ser una causa directa de enfermedades en humanos. Sin embargo, puede actuar como un vehículo para transportar partículas que sí representan un riesgo, como polvo, caspa, ácaros o incluso hongos. Estas partículas pueden desencadenar reacciones alérgicas o problemas respiratorios en personas sensibles.
De acuerdo con la doctora Ana María Salgado, inmunóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México, "las personas alérgicas a los animales no reaccionan al pelo en sí, sino a proteínas presentes en la saliva, la caspa o la orina que se adhieren al pelaje". Esto significa que, aunque inhalar pelo de perro no es peligroso para la mayoría, quienes tienen alergias pueden experimentar síntomas como congestión, estornudos o dificultad para respirar.
¿Qué sucede si se ingiere o inhala el pelo?
El pelo de perro, si se ingiere accidentalmente, no suele representar un problema grave. Al igual que otros materiales extraños, el cuerpo humano lo expulsa sin mayor complicación. Sin embargo, en casos muy raros, inhalar grandes cantidades de pelo podría irritar las vías respiratorias.
El doctor Carlos Méndez, profesor de medicina veterinaria en la Universidad Autónoma Metropolitana, explica que "en condiciones normales, los mecanismos de defensa del cuerpo, como el estornudo o la tos, eliminan cualquier partícula que entre a las vías respiratorias". Por lo tanto, el riesgo de desarrollar una enfermedad grave por inhalar pelo de perro es extremadamente bajo.
Aunque no es probable que el pelo de tu perro cause problemas graves, es importante mantener una higiene adecuada tanto para tu mascota como para tu hogar:
Cepillado regular: Esto ayuda a reducir la cantidad de pelo que tu perro suelta, especialmente en razas que mudan con frecuencia.
Limpieza del hogar: Aspira y limpia regularmente los muebles, alfombras y otras áreas donde el pelo se acumula.
Baños frecuentes: Bañar a tu perro según las recomendaciones de tu veterinario disminuye la caspa y otros alérgenos adheridos a su pelaje.
Evitar el contacto con la cara: Limita que el perro acerque su pelaje a zonas como nariz o boca, especialmente si eres alérgico.
Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.